viernes, 20 de mayo de 2022

Tú y yo

 

Capítulo 1

Una primavera/verano alterado

 

Estos días empezó el cambio de tiempo, es que no tenemos que olvidar que todavía estamos en primavera, cómo dice el refrán hasta que cuarenta de mayo no te quites el sayo.

Así empecé a escribir la historia de “Tú y yo”, mientras que Charlie llevaba varios días ausente porque desde la crisis que habíamos tenido, tenía que mirar a ver que hacer para que se le pasará, así que le di espacio.

Mientras tanto, me dedicaba a escribir la historia y a quedar con mis amigos; éstos sabían que estábamos en crisis, pero no opinaban al respecto.

Estaba escribiendo la historia o por lo menos intentándolo, tenía el Word abierto y el cursor parpadeando impertérrito, que al principio me estaba poniendo nerviosa porque no sabía que poner hasta que di con la idea.

“Lara seguía escribiendo una de las mejores partes de la novela, esa que tenía que describir una escena donde discutía con su chico, pero acababa con una maratón de sexo espectacular; casi como en su vida diaria sólo que sin el maratón.

David llevaba varios días ausente; aunque sabía que ella le quería tenía muchas cosas en la cabeza y eso le hacía pensar bastante, tenía que entregar un trabajo sobre la actitud de las personas en un estado grave de la vida como un confinamiento y eso le llevaba varios días ocupado”.

Parecía que el principio de la historia me gustaba, pero no lo veía del todo bien; así que fui a consultarlo a mi gran consejera habitual, esa amiga confidente que te dice las cosas como son y no cómo te gustaría que fueran, estoy hablando de mi amiga Bea; es la típica que no tiene pelos en la lengua y aunque te duela te lo dice igual, así es ella.

Paula: Bea, estoy azorada con la novela y no me gusta nada, es una caca de vaca y además Charlie no es que estos días éste muy católico en plan de opiniones; está más bien monosílabo y eso no ayuda.

Bea: A ver relájate, primero porque Charlie es un tío y ya se le pasará, igual se ha levantado con el pie izquierdo por algo o ya sabes lo mal pensados que son los tíos, en cuanto algo les suena de otra manera se mosquean; pasa de él no te des mal y ya volverá.

Así fue, cómo me dediqué a hacer mi vida hasta que un día Charlie estaba más tranquilo, me llamó al salón y estuvimos hablando hasta que lo arreglamos; tuve que soltar alguna lágrima que otra, pero al final me entendió.

Se acercó a mí, me abrazó fuerte como sólo él sabía hacer, me susurró al oído que me quería mucho y que no me había entendido bien; pero que no me preocupara porque no sólo iba a pagar el disgusto si no que nunca más iba a hacer que una lágrima cayera de mis mejillas, odiaba verme así porque para él era muy importante.

Desde ese día, los mensajes fueron más relajantes; nos empezamos a entender mucho mejor y no volvió a ponerme nada malo, tenía ganas de verme al igual que yo a él así que decidió volverse a trasladar a mi piso.

Esa tarde, cogí mi móvil y me puse la canción de “la promesa” de Melendi, era una de las que más me pegaban en ese momento.

Mientras escuchaba la canción, estaba delante del ordenador escribiendo un poco de la historia porque cada vez tenía más cosas que contar.

Según pasaban los días e iba saliendo con los amigos, la historia iba cogiendo sentido y a la gente le gustaba más.

Charlie estaba trabajando muchísimo y cuando llegó a mi casa estaba reventado; tanto que me pidió la cena se la comió y se fue a dormir.

Desde que había vuelto, mi vida volvió a la normalidad; aunque algunas veces tenía miedo a sus respuestas tenía claro una cosa, tenía que hacer las cosas bien para que no se volviera a marchar.

Bea llevaba varios días un poco extraña, estaba desconfiando de Dani porque estaba un poco empeñada en que le ocultaba algo y no sabía lo que era.

Mientras tanto, ella estaba un poco aturdida por su jefe Juan que desde que la había visto sentada en su silla no paraba de echarle el ojo todos los días.

Ella lo sabía y muchas veces se hacía la loca, antes se hacía la interesante pero cuando vio que él le seguía demasiado el juego se asustó, porque que intenciones tenía ese hombre con ella; además era algo inmoral porque era su jefe.

Se puso como si nada a trabajar en el artículo “Un atardecer en Hawái”, que le había pedido el jefe para esa semana; hasta que se fue todo el mundo y ella seguía con el artículo porque lo estaba adornando para que quedará perfecto.

En esos momentos, Juan su jefe, se acercó y se apoyó en su mesa para observarla de cerca; eso a Bea la puso muy nerviosa pero la gota que colmó el vaso fue cuando con sus dedos le acarició la mejilla para quitarle un mechón de pelo que le caía por la cara.

Bea: Juan, eres mi jefe y no suelo confraternizar con los superiores de mi empresa; quiero llegar lejos por méritos propios no por haberme calzado a mi jefe.

Juan: Madre mía, Bea siempre es usted así de directa o lo hace sólo para provocarme.

Bea: No se confunda, yo me visto con mi ropa y soy de frases directas porque soy así no lo hago para provocar a nadie y menos a usted.

Juan: Vale, veo que no puedo persuadirla ni siquiera para tomar una copa, así que me retiraré como buen caballero que soy para no llegar a ser una molestia.

Al final, Juan marchó vencido por las miradas de Bea y aunque estaba desolado e intentaba ver si le daba algo de pena, vio que ella ni se inmutaba tenía las ideas muy claras y tenía algo bastante claro amaba a Dani.

Charlie seguía yendo a su bar “borrachos sin fronteras” la mayor parte de los días para desahogarse; allí estaba con sus amigos y éstos le decían que tenía que pasar página que Paula le quería aún habido discutido, que intentará escribirle más y demostrarle que, aunque sea poco a poco que a él le importaba.

Diego mientras tanto tenía mucho trabajo en la agencia; aunque la gente viajaba menos después del tema del coronavirus, pero todavía ganaba dinero, tenía ganas de volver a la normalidad.

 

 

 

 

 

Capítulo 2

Vuelta a la normalidad

 

Paso el tiempo, poco a poco las cosas iban volviendo a su cauce; Charlie estaba más tranquilo y yo estaba contenta de que estuviera conmigo, aunque al principio no fue tan fácil.

Me gustaba lo que escribía aun sabiendo que iba a poner un final trágico porque quería que esta historia diera de qué hablar más que la otra.

Las vacaciones de verano estaban al caer, así que Charlie este año decidió que quería que fuéramos a la playa le daba igual cuál sólo quería relajarse porque este año no había sido del todo bueno.

Sabía que había muchas restricciones este año, aun así, decidió que iba a acabar bien, tenía todo lo que deseaba un trabajo estable, una novia escritora de la cual cada día le sorprendía más; sabía que su final iba a ser trágico pero lo que no sabía es que fuera a ser tanto.

Hacía un poco de aire así que la ventana de mi cuarto de trabajo estaba cerrada a cal y canto, aunque eso no quitará con que hiciera un calor de mil demonios.

Era muy pronto, concretamente eran las 17.10 de la tarde; estaba sentada en el ordenador escribiendo de una manera que hacía mucho tiempo que no hacía.

Me gustaba ver que el sol brillaba sin permiso alguno y se colaba por mi ventana anunciando que hoy por la tarde haría mucho calor.

Tenía mi puzzle a punto de acabar, estaba sentada pensando en cómo seguir mi novela hasta que por detrás apareció Charlie con las manos con un hielo que me puso por la espalda; el susto fue tal que yo me sobresalté y cayeron al suelo.

Cómo es normal Charlie que estaba con chanclas le dio en los pies y se acordó de toda mi familia mirándome con cara de pocos amigos, eso si yo me reí durante un buen rato largo.

Pasaba la tarde hasta que sonó el móvil, era Zaida que entre el calor que hacía y lo aburrida que estaba decía que quería salir a tomar algo.

Zaida: Paula, necesito salir sino en casa encerrada me va a dar algo

Paula: Vale, tranquila llama a las chicas y quedamos en nuestro bar a las 19.30 en “Noches de verano”, que seguro que está abierto

Zaida: Pues ahí quedamos todas, llamo yo a las demás o lo pones en el wasap de las chicas vale.

Quedamos en el bar, primero llegué yo que ya era raro que llegará puntual pero ese día me dio el punto.

A los diez minutos apareció Zaida, con unos pantalones vaqueros negros ajustados, una camiseta amarilla con escote holgado y sus zapatos negros de tacón, aparte de haberse pintado sus labios de rojo pasión.

Minutos más tarde aparecieron de un estilo parecido Begoña y Bea, yo parecía que estaba fuera de honda; ya que iba con los típicos vaqueros azules, una camiseta corta de Mickey y Gofo, que también estaba Pluto plasmado; era negra así que para el calor perfecto.

Mientras estaban ellas muy frescas, a mi parecía que me había venido la menopausia, claro que menos mal que vivía al lado del bar; así que me marché a cambiarme jurándoles que en cinco minutos estaba allí.

 Se pusieron a hablar de sus cosas, minutos más tarde aparecí yo diciendo que si me había perdido algo interesante.

Me dijeron que no, que estaban hablando de cosas transcendentes que lo importante me esperaban a mí para contarlo.

Así que Zaida cuando ya estábamos todas comentó que iba a ser el cumpleaños de Diego y que quería hacerle una fiesta especial con todos los amigos; pero quería que fuera una sorpresa.

Las chicas exclamamos emocionadas que, por supuesto que contará con nosotras, no había cosa que más nos gustará que celebrar fiestas; todo lo que fuera alcohol, música y comida allí que nos apuntábamos sin pensarlo.

Cómo no sabían al principio donde hacerlo, decidieron hablar con Charlie por si les podía dejar el bar para celebrarlo; éste no tuvo problema.

Por fin después de tanto tiempo, las cosas iban poco a poco a su cauce; sólo que ese fin de semana Charlie me pidió que le ayudará y eso hice.

Cuando no había nadie, me llevó al almacén porque quería hablar de unas cosas y ese mismo día me estampo contra la pared y me besó como hace mucho tiempo que no hacía; me miró y me dijo.

Charlie: Meto la pata continuamente contigo, flipo que todavía me sigas aguantando y sobre todo queriendo como el primer día; no sé qué me has hecho pequeña, pero me tienes totalmente hipnotizado.

Paula: No quiero promesas, quiero hechos y que no me vuelvas a dejar porque la próxima vez no te daré ni una sola oportunidad de entenderme; te irás por dónde has venido y lo acabarás lamentando.

Charlie: De acuerdo, acepto el trato; no más verdades a medias ni más mentiras; seré tan transparente para ti como tú lo eres para mí.

Pasado un rato, me abrazó y me beso en la frente; entonces yo subí la cabeza para verle los ojos y le besé; al acabar salimos de la mano hacia donde estaban nuestros amigos y nos sentamos con ellos.

Nos pusimos a beber todos juntos y a comer; nos reíamos de las tonterías que decía Diego que le había dado por hacer el tonto ese día, Zaida estaba feliz porque sabía que era feliz.

Los chicos estuvieron en el bar también, porque vinieron más tarde; pero al final acabamos juntos todos como siempre.

Teníamos claro que este año tenía que acabar pronto, pero sobre todo de la manera más especial posible.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 3

Cumpleaños de Diego

 

Llegó el día del cumpleaños de Diego, Zaida estaba emocionada porque quería darle la mejor sorpresa de su vida.

Así que por la mañana fue a comprar muchas cosas; cómo sabía que Charlie abría el bar a las doce, se fue para allí a dejar las cosas de su chico.

Allí estábamos los dos, Charlie y yo en la barra así que cogí las bolsas y las dejé en el almacén.

Fuimos a coger las bolsas poco a poco, cogimos platos de papel para ahorrar y no utilizar plásticos para cuidar el medio ambiente.

Colocamos todo en la barra, Zaida nos ayudó y entre los tres lo preparamos.

Charlie que una de las cosas que sabía hacer muy bien era poner la música ese día hizo de dj durante un rato; cómo a Gabriel también se le daba bien se turnaban para que él también pudiera disfrutar de todos nosotros y pudiera estar conmigo.

Pasaron la tarde, entre poner música, comer y hablar con la gente; algunos hasta jugaban a las cartas se lo pasaron muy bien.

Estuvimos juntos toda la noche, hasta que a Gabriel como le gustaba mucho el karaoke decidió ponerlo y ahí Charlie se subió arriba y se puso a cantar.

Empezaron a poner la canción del Camaleón y pasó de esa canción a Sueño contigo de Camela.

Total, que empezó a cantar como si no hubiera un mañana y yo para variar, cogí el móvil y me puse a grabarlo; porque era para hacerlo y luego colgarlo a YouTube.

Cuando me vio grabarle cantando; lo primero que me dijo con los labios fue “como lo cuelgues en internet te mato”, yo sonriéndole le guiñé un ojo y le lancé un beso.

Al terminar de cantar, vino directo a mí y como me vio todavía riéndome cogió y me dijo.

Charlie: Que sepas que esta me las vas a pagar con creces.

Paula: Yo también te quiero

Se sentó a su lado con todos los amigos y estuvieron hablando durante un rato y echándose unas risas.

Charlie se dedicó a coger las serpentinas y ponérselas encima a Diego para que hiciera una especie de peluca y se convirtiera en chica; hicimos fotos y nos reímos mucho.

Comimos muchas cosas, luego Zaida fue a sacar la carta de la nevera que Gabriel le ayudó y empezaron entre los dos a poner las velas para que las soplará.

En la tarta había escrito felicidades Diego con letras y habían puesto las velas que cogieron números porque como ya eran 36 eran muchas velas si no para ponerlas todas en la tarta.

Cerramos las luces, y dejamos a Diego sentado en la mesa presidiéndola, hasta que llegó Zaida con ella ayudada por Charlie por si se caía porque como estaban a oscuras y la dejaron delante de él.

Cuando ya estaba delante de él abrimos las luces, él tenía los ojos cerrados e hizo lo que le dijimos que fue soplar, luego se quitó el pañuelo.

Entonces gritamos todos a la vez…

¡SORPRESA DIEGO, FELICIDADES!

Diego no se lo podía creer, estaba como viviendo un sueño que no quería despertar; incluso estaba al lado de la chica que más quería que más podía pedir para aquel día.

Estuvieron todos juntos y brindaron por el cumpleañero que estaba entusiasmado con la fiesta.

Cómo a todos los chicos les encantaba llamar la atención, no se les ocurrió otra cosa que poner el karaoke y empezaron a cantar a capela todas las canciones de Camela, Estopa y al Arrebato e incluso se animaron con Juan Magan.

Todos juntos acabamos borrachos como cubas, pero claro estábamos en el sitio indicado “borrachos sin fronteras”, nos lo pasamos muy bien y yo esperé a que Charlie cerrará el bar para irnos a casa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 4

Noche de juerga, mañana de resaca

 

Por la mañana, tenía una resaca que no me tenía en pie, tanto fue así que cuando Charlie intentó levantarme de la cama tenía un cuerpo cómo si me hubiese caído de uno décimo piso, así que me hice la remolona porque no me quería levantar.

Así que Charlie con todas las de la ley, no se le ocurrió otra cosa que coger y empezar a hacerme algo que sabe que no me hace mucha gracia que me hagan y es cosquillas.

Empezó a hacerme cosquillas durante un buen rato y de lo que acabé chillando hasta el vecino empezó a dar golpes en la pared, seguimos con besos y acabamos abrazados.

Cuando me dejó levantarme me puse a hacerme el desayuno, no sin antes vigilar a Charlie para que no volviera a hacerme cosquillas.

Éste se fue al comedor a leer el periódico donde me esperaba a mí porque él ya había desayunado.

Mientras desayunaba y Charlie leía el periódico a mi lado yo estaba escuchando la canción de “Hada Chalada” del cantautor “Enrique Bunbury”.

Me encantaba esa canción, porque me inspiraba mucho con mi historia y él lo sabía.

Entonces decidió empezar a trabajar en su ordenador, nuestra historia la tenía apartada porque estos días tenía muchas cosas qué hacer; pero en cuanto tiene tiempo se pone con ella.

“Paula me dio una oportunidad, sabía que yo la seguía queriendo, había metido la pata hasta el fondo, pero ella era muy buena, a veces demasiado buena para mi gusto.

Cómo era capaz de perdonar a un tío como yo que, aunque le haya hecho daño y se hubiera pasado toda la noche llorando aún así me dio otra oportunidad.

Paula era un ángel caído del cielo, yo lo sabía porque cada día me demostraba más que yo era alguien en su vida; me había dejado vivir con ella de nuevo, instale todo en su casa y no me dijo nada.

Sus amigas no tenían claro que lo nuestro fuera a durar mucho, pero lo que si tenía claro es que las cosas las tenía que hacer bien, ella era una chica sensible y le dolía cuando no la entendía; pero acabamos aclarando todo porque ella está a gusto conmigo y yo lo sé, le importo más de lo que yo pienso.

¿En serio me merezco una mujer como ella, que lucha por mí a pala y espada sin importarle todo lo que haya detrás?

¿No tienes ni idea de lo que tienes hasta que lo pierdes, eso es cómo dice el refrán no?, pues ahí estaba yo luchando con ella para que lo nuestro salga bien y pueda haber algo nuestro de verdad.”

Continuaba Charlie concentrado en su historia, mientras que yo no sabía cómo encauzar la mía, estos últimos días habían sido un desastre; pero tenía claro que luchar por él era lo que más valía la pena.

Seguí con mi historia que cada vez me gustaba menos, quería darle un giro grande de tal manera que cuando la leyera pensará algo así.

¿En serio he escrito esto yo?, quería hacerme esa pregunta de verdad, quería saber de lo que era capaz con tal de teclear durante muchos meses en el ordenador, “Tú y yo”, tenía que ser algo grande y sabía que podía conseguirlo.

Juan estos días estaba ansioso y muy nervioso en la oficina, en cuanto aparecía Bea no le quitaba ojo de encima y eso para ella era ponerle las cosas difíciles.

Aun así, tenía que tener la mente abierta, que eso no quiere decir el dejar que hiciera con ella lo que quisiera, Bea tenía claro que sólo tenía que haber una relación profesional.

Dani estaba bastante celoso, porque en los sueños de Bea estaba el famoso Juan, pero claro cómo se iba a enfrentar a su propia novia y decirle que le molestaba que soñará con él.

No sabía qué hacer, estaba confuso porque él en el fondo la quería mucho pero no sabía cómo actuar en esta situación, nunca se había planteado que le fuera a suceder algo así.

Cómo estaba con los nervios a flor de piel hablo con sus amigos, les dijo que necesitaba verlos; Charlie no tenía inconveniente quería salir de casa porque si no se iba a volver loco, Gabriel le dijo que contará con él y Diego lo mismo.

Así que quedaron los cuatro en el bar de Charlie a tomar unas cervezas y hablar sobre ellas.

Quedaron sobre las 18.30 y estuvieron hablando mucho rato, tanto que casi les dan la hora de cenar; cómo era caso urgente de ellos llamaron a sus chicas y les dijeron que cenaban fuera.

Las chicas estaban tan encantadas, que me llamaron a mí y me dijeron si había cena con barra libre en mi casa; por supuesto yo les dije que sin problema.

Sobre las 19.30 aparecieron todas en mi casa; sacaron las botellas, el tabaco y ahí que se sentaron en la alfombra alrededor de la mesita del salón a charlar.

Bea: Chicas lo de mi jefe es increíble, es que está obsesionado conmigo, que vale que estoy de buen ver para estar en la treintena, pero hombre que yo ya tengo lo mío en casa.

Begoña: Chica pues si lo tienes claro, no entiendo que problema hay.

Zaida: Pues que está muy bueno, aunque Bea no quiera reconocerlo y cómo muchas veces somos débiles a los machos ibéricos pues tiene miedo hacer una locura.

Paula: Mujer, porque tiene que hacer una locura, si ella está enamorada de Dani.

Entonces Bea, sin ton ni son coge el móvil y les enseña una foto del susodicho.

Chicas: Madre mía que pivon, pero de donde sale éste de las revistas porno o de las películas ¿En serio existe?

Bea: Pues sí, aunque no me creáis, pero es que no sé qué hacer, es como tener la tentación delante todo el día…

Paula: Tranquila mujer, eso me pasaba a mí al principio con Charlie que lo veía como un pivonazo y luego fue verdad, pero no era para tanto…

Begoña: Cómo te oiga te mata, aunque con lo que te quiere igual seguro que te perdona.

Bea: Claro, pero es que Charlie es un blando, aunque también tiene un carácter un poco complicado.

Mientras hablaban sonaba de fondo la canción de “Son sueños” del grupo “El canto del loco”, era una de las más bonitas.

Cómo se les hizo las tantas, se fueron cada una a su casa porque mañana era día de escuela, sabían que yo tenía una historia que escribir y enviar a mi editor.

Se fueron todas a casa, horas más tarde apareció Charlie borracho como una cuba; así que automáticamente lo desvestí y lo metí en la ducha; al principio intento que me metiera con él, pero esta vez no coló y se tuvo que duchar solo con agua fría que al notarla helada pegó un grito alucinante; pero luego se calmó.

Se puso el pijama de Padre de familia que le había regalado yo para reyes y se fue a dormir; unas horas más tarde me fui yo a su lado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 5

Hada Chalada y Duende Chiflado

 

La mañana siguiente fue prometedora, en la vida me había levantado tan inspirada; tanto que ya tenía hasta dos motes para nosotros.

Si es verdad que los había cogido de una película, pero eran muy divertidos y a mí me gustaban mucho; aunque yo a Charlie en privado siempre que quería algo de él lo llamaba gatito; que sólo me dejaba decírselo al estar a solas.

Así que esa mañana, cuando terminé de escribir unos cuantos párrafos fui a despertarlo.

Paula: ¡Buenos días gatito!, ¿Cómo está mi enano esta mañana?

Charlie: ¿Qué hora es pequeña?

Paula: Las 12 de la mañana, así que levanta de ahí que tenemos cosas qué hacer cómo por ejemplo ir a comprar

Charlie: Noooo por favor, quiero dormir me duele la cabeza

Paula: Ahora eres mujer, esa excusa es de mujeres

Charlie: ¿Qué me has dicho?

Paula: Yo, que cada día te quiero más, eres tan mono el nene

Charlie: Ya claro, bueno ahora me levantó y me arreglo; porque yo tengo arreglo

Paula: Buenooooo, eso de que tienes arreglo habría que verlo.

Charlie: Oye guapa, te vas a enterar hoy ehhh te has levantado graciosa

Paula: No veas cuánto

Así empezó la mañana siguiente, se fueron a comprar juntos y luego a dar una vuelta.

Rocky estaba despierto desde hace horas, yo lo había sacado a primera hora; había recogido la casa lo que podía y para asegurarme de que Charlie ya se había levantado puse música.

Al volver de las compras, recogimos todo en la cocina por los armarios y al acabar Charlie se fue a la galería a fumar un cigarro para relajarse.

Mientras eso pasaba, yo estaba en el sofá leyendo mi libro de Blue Jeans “La promesa de Julia”, cada día me gustaba más porque era de asesinatos y casos de policía de investigación; eso me gustaba.

Todo el mundo sabía que yo era fan de Richard Castle, que era el novelista de éxito que trabajaba con la policía.

Cuando me cansé, encendí el ordenador de nuevo y me puse a escribir la historia cuando ya tenía los apodos de los personajes y eso me gustaba.

“Laura estaba feliz con todo lo que estaba pasaba por su cabeza y todo lo que escribía, así que decidió poner unos apodos chulos y cómo le gustaba la película de “Nuestros amantes” decidió coger los apodos de Duende Chiflado y Hada Chalada; esos eran buenos para la historia.

David estaba alucinado, en serio pensaba llamarlo a él Duende Chiflado y ella Hada chalada de los sueños, aunque mirándolo por otro lado tenía sentido; cuando él se enfadaba parecía un duende chiflado.

María y Javier estaban mientras tanto jugando con su pequeña Gabriela que cada día les daba más alegrías y estaba muy mona; ya hablaba hace tiempo, no había manera de que callara y se iba con todo el mundo con una sonrisa dulce que la caracterizaba.

David decidió sacar a su perro Coco a pasear mientras María estaba escribiendo para no molestar; además el perro empezaba a dar la lata y tenía que hacer sus necesidades.

En cuanto se hizo de noche, David subió con Coco a casa; lo echó en su camita y con lo que había corrido se durmió enseguida”.

La historia me encantaba, cada día tenía más sentido, sobre todo, aunque a veces había alguna que otra disputa con Charlie nos volvíamos a llevar muy bien, la convivencia era fácil.

Realmente estaba siendo sincero y la promesa que dijo que iba a cumplir la estaba cumpliendo.

Cuando vio lo que estaba escribiendo, se acercó sigilosamente a mi oído y me dijo.

Charlie: Pequeña, si me tienes que llamar de alguna manera prefiero enano a no Duende Chiflado

Paula: Vale enano, pero siempre serás mi gatito

Charlie: ¿Quién me mandaría a mí decirte lo de miau por móvil?

Paula: Ainsss mi gatito, si es que eres más mono

Charlie: Me voy a dar una vuelta porque ya me estoy empezando a agobiar aquí metido que parece que sigo confinado.

Paula: Tranquilo, vete a dar una vuelta que yo te espero aquí a no ser que sea a una hora que no haga mucho calor

Charlie: Mujer ni que tuvieras la menopausia, que eres joven todavía

Paula: Gracias enano, pero prefiero quedarme tirada en el sofá con el ventilador

Charlie: Como quieras princesa

Paula: ¿Princesa?

Charlie: Sí, no era tu otro apodo que tanto te gustaba

Paula: Me encanta cuando me escuchas.

Charlie: Lo sé, hada chalada

Paula: adiós, Duende chiflado

Cuando marchó me tumbé en el sofá de tal manera que en menos de diez minutos ya estaba frita; fueron las tres horas más relajantes de mi vida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 6

Mi superhéroe

 

Sabía que el tiempo pasaba volando, pero no me esperaba que tanto; así que decidí seguir escribiendo mi historia porque sino me iba a pillar el toro.

Charlie era más rápido que yo, ya tenía medio relato hecho; pero le faltaban algunos detalles.

Así que se puso a ello como si no hubiera un mañana, porque quería que quedará muy bien.

“Paula seguía enfrascada en la novela y había días que no sabía si venía a dormir a la cama o se quedaba frita en el sofá.

Después de la bronca que tuvimos con el tema de las horas dedicadas a la escritura; se lo debió de tomar en serio porque ahora no para ni un solo día.

A mí me gusta que sea tan aplicada pero también debería de tener tiempo para mí, vale estoy hablando mi yo egoísta; pero es que echo de menos un poco de cariño por su parte, aunque yo también me tendría que esmerar algo”.

Seguía escribiendo párrafos Charlie sin parar, llevaba unos días que le salían solos y eso a mí me animaba a seguir con la mía, aunque no te creas que la tenía lo que se dice bien, pero bueno a mí me gustaba.

Acababa de llegar de la calle, me había quitado las sandalias y en vez de poner las chanclas decidí andar descalza un rato para airear los pies; si lo sé van a quedar asquerosos, pero bueno mañana me duchó y apañado.

Ya era la hora del aperitivo, cómo todos los días me sacaba la cocacola de la nevera sin cafeína y me la tomaba.

Mientras que él no podía estar sin su cerveza y después su cigarro en la galería para relajarse.

Aunque estaba atento de todo lo que pasaba a su alrededor; porque no le quitaba ojo a nada, estaba pensando en cómo seguir la historia mientras yo seguía un poco con la mía.

“Gabriela seguía creciendo a pasos agigantados, así que empezó a pedir cosas y a empezar a oír la palabra NO, para ella era algo nuevo, pero sabía que sus papás no lo hacían para mal sino para bien de ella.

María y Javier seguían trabajando mucho, así que eran muchas las horas que Gabriela se quedaba en la guardería con sus amigos; a ella no le importaba porque se lo pasaba muy bien.

Mientras tanto, Laura no paraba de escribir su novela que pronto tenía que terminarla porque se le echaba el tiempo encima y lo que quería eran vacaciones.

David estaba encantado con sacar a Coco todos los días, Laura jugaba con él siempre que podía e incluso le servía mucho de inspiración.

Le lamía la cara en cuanto no se daba cuenta; era su despertador matutino y no ladraba tanto, era un perro bastante pacífico y bueno.”

Yo llevaba un par de días que me salía, había hecho un montón de puzzles y escrito más que en mi vida; estaba segura de que Charlie era bueno para mí.

Cuando lo escogí como inspiración supe que sería una persona que me iba a sorprender; que nunca saldría con algo que yo ya imaginará como en mis otras historias.

Siempre sabía cómo empezaría la historia y cómo iba a terminar; en cambio con Charlie era diferente, siempre daba una respuesta que no te esperas o algo sorprendente.

Zaida estaba muy contenta con Diego porque sabía que pronto iba a ver algo más entre ellos; aunque eran pareja no vivían juntos y ya tenía ganas ella de que eso cambiará algún día.

Así que Diego que era muy amigo de las sorpresas; decidió un buen día coger y regalarle un paquete pequeño en una cena.

Quería darle una sorpresa a Zaida y lo tenía todo preparado para esa noche; así que la invitó a cenar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 7

Una cena con sorpresa

 

Esa noche Zaida estaba muy nerviosa, tanto que no sabía que hacer; le dijo a Diego que era lo que le estaba ocultando y él con una sonrisa le contestaba.

Diego: No seas impaciente, esta noche lo verás

Ella estaba que no podía más, sabía que era una sorpresa que no iba a olvidar nunca; pero al principio cómo era un poco mal pensada pensó cosas que no eran hasta que llegó la noche.

Al llegar la hora de que Diego fue a recogerla, la llevo al restaurante “Las palomas”, sabía que le gustaba el buffet e iba a ser algo especial.

Entonces al llegar el postre, Diego le planto una caja pequeña con un lazo.

Ella la cogió y la abrió para ver que había dentro y se quedó sin palabras.

Dentro había unas llaves; se quedó helada e incluso le preguntó que abrían, así que cuando terminaron de cenar le dijo Diego que se subiera al coche y se pusiera un pañuelo en los ojos.

Zaida obedeció su orden, llegó a la casa y él cogió las llaves, abrió la puerta y la llevo hasta el salón.

Cuando llegó al salón, le quitó el pañuelo y la cara de satisfacción y alucinación de Zaida no tenía precio.

 

¡Bienvenida a nuestra casa!

 

Zaida no se lo podía creer, casi se pone a llorar de la alegría; se abalanzo contra él y cayeron en un colchón que él tenía preparado porque sabía lo impulsiva que era su novia.

Estaba cumpliendo su sueño realidad, Diego por fin se había decidido que se fueran a vivir juntos; los amigos que lo sabían cuando ésta los llamo se hicieron los sorprendidos.

Así que decidieron hacer una fiesta de inauguración del piso, nos llamaron y entre las chicas en la cocina y los chicos preparando todo estaban felices.

Aunque sabían que después aparte de limpiar todo, tenían tajo para arreglar el piso.

A la mañana siguiente, se fueron a por pintura, plásticos y más cosas para empezar a arreglar el piso.

Cogieron los colores que más les gustaba a los dos, el azul, naranja, verde claro y el violeta.

Fueron a ver también la cocina, que la iban a arreglar entera para poner vitrocerámica.

El baño también lo cambiaron para poner una ducha hidromasaje que habían visto barata estos días; pero que en teoría Diego le había dicho que era para cambiar la suya del piso, porque hasta que no tuviera las llaves del apartamento para los dos era una sorpresa.

Estuvieron varios días arreglando la casa; estaban muy contentos, Zaida no se lo podía creer por fin podía decir que tenía su propia casa sin que fuera de alquiler, la había comprado Diego para los dos.

Cuando ya acabaron la casa hicieron una fiesta de inauguración que fuimos todos los amigos.

 

Zaida estaba deslumbrante; nunca la había visto tan feliz, lo que sí teníamos claro es que con Diego le había tocado la lotería, estaban felices los dos y poco a poco estaban formando su propia familia; ahora ya tenían su casa.

Charlie se juntó con los chicos en la terraza que era enorme a tomar unas cervezas; aunque antes Diego les enseñó la casa.

Los chicos estaban felices por sus amigos, habían comprado ellos la cena así que sólo había que calentarla.

Mientras tanto, las chicas estábamos en la cocina hablando de todo un poco; Zaida nos estaba poniendo al día de los detalles de la cena, lo romántico que había sido y la sorpresa del final fue emocionante.

Ella tenía claro que era esto lo que quería, que Diego siempre fue especial y muy bueno con ella, tanto que tenía claro que si se casaban algún día ella le diría que sí.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 8

Yo también quiero mi cuento

 

Como es posible que todas puedan tener un cuento con final feliz y yo tenga que conformarme con un tío del cual me quiere, pero claro ya me abandonó una vez y si lo vuelve a hacer.

Así estaba yo esa mañana sumida en mis pensamientos hasta que de repente la voz de Charlie me volvió al mundo real.

Charlie: pequeña, has visto la camiseta roja de los Rolling Stones que me puse ayer.

Paula: Claro, está en la lavadora con la ropa de color ¿Por qué?

Charlie: Es que me la quería poner este fin de semana.

Paula: Pues cuando terminé y se sequé si quieres te la pones porque yo me niego a plancharla

Charlie: Lo que tú digas cariño

Cuando terminó la lavadora, Charlie que tenía muchas ganas de usar la camiseta cogió la ropa y se puso a tender.

Mientras él tendía, yo estaba escribiendo un poco que ya me iba quedando menos; aunque tenía claro que quería llegar a tener el relato largo como la última vez.

“Laura estaba escribiendo la historia esa misma tarde que cómo se estaba medio durmiendo decidió coger una coca – cola para despejarse.

David estaba cansado así que esa tarde Coco sabía que no había paseo, además era domingo y en esa casa se echaban la siesta.

Lo habían domesticado tan bien, que cuando ellos dormían la siesta él ni se inmutaba; pero en cuanto se levantaban ya estaba él en la puerta moviendo la cola con ganas de salir un poco a la calle.

Nunca se separaba de ellos, así que estaba bien educado y tenía mucha paciencia.

Mientras tanto, María iba al parque con Gabriela mientras que Javier trabajaba de tardes; porque al contrario que ella él tenía horario partido.

Tenía ganas de volver a la normalidad, aunque sabía que ponerse a trabajar después de tanto tiempo sin hacerlo le iba a resultar difícil, con ese pensamiento estaba María cuando Javier entró por la puerta.”

Las cosas iban bastante bien, aunque nunca creyó que iban a volver las aguas a su cauce, Charlie llevaba la relación mucho mejor que antes.

Por fin los dos tenían claro lo que había entre ellos y lo que querían, aunque a veces discutieran.

El ver a una de sus mejores amigas dar el paso, para mí era algo muy especial; yo ya vivía con Charlie en mi piso desde hace años y aún recuerdo la ilusión que nos hizo irnos a vivir juntos.

Fue como un sueño hecho realidad, pero claro no todos los sueños tenían final feliz.

Así que poco a poco nos íbamos apañando, yo trabajaba mucho por la mañana; así que por la tarde la pasábamos viendo películas, saliendo a dar una vuelta e incluso quedando de vez en cuando con los amigos a tomar unas cervezas.

Al principio me sentía rara, porque siempre había soñado con un final de cuento; esos que cuando terminan acaban con la frase de “seremos felices para siempre”, pero no la vida real era un poco más complicada que eso.

Quería seguir escribiendo algo real, con un final triste y de verdad de esos que te llegan al corazón; que sabes que es la que vulgarmente la llaman la cruda realidad.

Los cuentos que nos contaban cuando éramos pequeños eran falacias y mentiras para que pensáramos que la vida no era dura hasta que te haces mayor y te das cuenta de la verdad.

Tenía que trabajar al día siguiente, así que no estuve mucho tiempo escribiendo en el ordenador; me dedique a ver ese artículo que tenía que escribir para la revista y ver cómo podía corregirlo.

Así que me puse a ello en cuanto pude; sobre todo porque quería que saliera bien.

Cuando acabé automáticamente me metí en mi correo y se lo envié a mi editor para que le echará un vistazo.

¿Y si me hago más famosa de lo que soy y en una de estas termino mileurista?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 9

Cumpliendo un sueño

 

Después de un tiempo, recibimos una llamada al fijo de casa; me imaginé que era el editor porque es el único que no nos llamaba al móvil.

Así que cogí el teléfono y pregunté quién era.

Paula: ¿Sí?

Editor: Paula, soy Juan Carlos acabo de leer el relato de Charlie y me ha parecido muy conmovedor ¿Cuándo podré leer el tuyo?

Paula: El mío todavía está en el horno, pero no te preocupes que ya queda menos.

Editor: Me alegro, ya tengo ganas de compararlos, dile a Charlie que su libro saldrá para septiembre a mediados o así, que me ha gustado mucho y enhorabuena.

Paula: Vale, yo se lo digo; pero si quieres díselo tú que sale ahora del baño

Charlie: ¡Hola Juan Carlos! Que alegría saber de ti; ya me cuenta Paula que estas contento con el resultado

Juan Carlos: Sí, la verdad es que está muy bien; el borrador me encanta, en septiembre se publica así que ahora coge a tu chica y tomaros unas merecidas vacaciones, aunque recuérdale que quiero el suyo pronto también.

Charlie: Tranquilo yo se lo digo, ha sido un placer hablar contigo y más con esas buenas noticias.

Después de un rato colgaron, así que se acercó a mi todo feliz; pero se dio cuenta de que mi cara decía otra cosa.

Así que se quedó pensando y no sabía que contestar, entonces se sentó a mi lado y me dejó apoyarme en su hombro, estuvimos callados durante un tiempo largo tanto que nos quedamos dormidos en el sofá.

Hasta que como era tarde nos levantamos; Charlie se fue a la ducha y yo me empecé a preparar para irme un rato con los amigos, que esa noche habíamos quedado en tomar algo sólo que Charlie se quedaba en casa porque estaba cansado.

Cómo es normal esa tarde yo me lleve a Rocky con mis amigas; estaban todas encantadas con el perro.

Cada día hacía más calor porque estábamos casi en verano y esto era insoportable; encima este año con el tema del confinamiento las piscinas estaban cerradas.

Yo estaba contenta porque Charlie estaba empezando a animarse a escribir porque eso de cumplir el sueño de que te publiquen era un gran logro para él.

Como a mí ya me habían publicado algo estaba acostumbrada, pero Charlie no y estaba de los nervios así que lo entendía.

Para relajarse aparte de tomarse todas las tilas del mundo, se dedicó a intentar documentarse conmigo; así que cogió fotos de ahora nuestras y empezó a escribir la segunda parte.

Me había puesto a escribir yo en el Word esa tarde durante mucho rato; casi se me salía fuego por la cabeza de tanto darle al coco, pero sabía que iba a ser especial.

Mientras tanto, mis amigas seguían con su vida y Zaida como no estaba viviendo su cuento; estaba tan feliz que parecía que volaba por el cielo, aunque también era la que más tenía los pies en la tierra en cuanto a su pasado de relaciones.

Poco a poco, todas y cada una de nosotras estábamos cumpliendo nuestros sueños e incluso nuestros chicos también.

Mientras tanto, yo seguía leyendo mi libro de vez en cuando también porque eso me hacía desconectar.

Aunque ya llevaba mucho tiempo queriendo salir de la ciudad, hablé con Charlie de eso y decidimos que el año que viene nos íbamos a Oporto que era lo que yo quería, así podía cumplir yo también mi sueño.

Una de las cosas con las que yo siempre había soñado desde hace tiempo, ir a ver la librería donde se supone que la escritora de Harry Potter se inspiró al escribir la historia del joven mago.

Tenía muchas ganas de viajar y eso él lo sabía, porque el año pasado habíamos ido a Budapest, así que poco a poco yo también iba cumpliendo mis sueños.

¿Vivimos de sueños o morimos de realidad?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 10

Vivir de sueños o morir de realidad

 

Era la única mañana libre que tenía yo después de toda la semana trabajando en la historia; quería descansar así que me permití el lujo de levantarme a las tantas.

Charlie despertó antes, cogió mi cámara de fotos y después de desayunar se fue a hacer algunas por la ciudad.

Cómo era un día con buena luz y hacía un poco de aire estaba muy bien por la calle; claro que a veces salir solo le aburría, pero bueno siempre se encontraba gente por el camino.

Se puso andar tan rápido que sin darse cuenta ya estaba en el parque de José Antonio Labordeta, más conocido en Zaragoza como el parque grande.

Los paseos por allí eran inmensos, podías andar, sentarte en un banco e incluso meterte por los jardines; esos que salen en la película de “nuestros amantes”, si en el fondo quería hacer el recorrido él solo a ver cómo se sentía andando por su ciudad tranquilamente casi sin un alma por la calle.

Cuando empezó a hacer más calor se fue directamente a casa; al llegar allí me encontró a mí recién levantada con un pantalón corto y una camiseta de tirantes.

Se acercó a mí, me saludó con un beso y como apestaba a sudor le dije que lo dejará todo y se fuera directamente a la ducha.

Charlie: ¿Te duchas conmigo pequeña?

Paula: Sí hombre, lo que me faltaba ni hablar yo ya me he duchado

Entonces decidió acercarse a mí, me puso morritos y la cara triste como cuándo yo quiero algo y lo quiero conseguir por encima de todo pues él igual; hasta que lógicamente cedí.

Paula: Anda enano, vete preparando el agua que esta vez nos bañamos en la bañera

Charlie: Guay, esto va a ser divertido…

Paula: Sí claro, tipo esa película de American Beauty

Charlie: Dios que morbo por favor, no me digas esas cosas que me empalmó

Paula: Charlie estas fatal enano, tanto te gusta esa película; a ver a mí me gusto, pero tampoco es para tanto

Charlie: Buff eso es que no lo has vivido en primer plano

Paula: ¿Y tú sí?

Charlie: Ehh nooo pero, ¿Podríamos vivirlo?

Paula: En fin…

Cómo todas las cosas fuera de lugar que a Charlie se le ocurrían desde hace tiempo, yo tenía que pensarlas primero y analizarlas porque eran las mayores locuras de mi vida; aunque claro tenía que vivirlas para poder tener algo que contar.

Así que muy a mí pesar accedí, cuando supo que ya tenía la respuesta afirmativa; eso fue un caos empezó a sacar pétalos de rosa y poner velas al lado de la bañera que yo decía como se incendien las cortinas las paga él.

La verdad que fue algo fascinante, nunca me había imaginado que hacer una escena de una película tan real como esa fuera algo bastante erótico y me gustará tanto.

Charlie esa noche se portó bastante bien, me hizo una cena rica y luego cuando fui a la cama la había llenado de pétalos de rosa.

Al llegar a la cama y ver todo aquello que había montado casi me da un paralís, aunque claro como lo había hecho con tan buenas intenciones pues claro no le ibas a ahogar la fiesta al chaval; así que decidí seguirle el juego hasta el final.

Esa noche me hizo el amor con suavidad, con cariño y con las ganas que había acumulado durante todo ese tiempo que estaba mosqueado.

Fue una noche especial, acabé tan cansada que terminé dormida en su regazo y abrazados nos quedamos toda la noche.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 11

La cruda realidad

 

Charlie se levantó esa mañana bastante animado; tanto que se puso a hacer cosas en casa.

Mientras tanto, yo que había llegado a las tantas de una fiesta de cumpleaños; había decidido dormir un poco más.

Cuando me tuvo que despertar; fue suavemente a mi cuarto y me zarandeaba con las manos, hasta que yo abrí los ojos y lo vi con su sonrisa diciéndome buenos días.

Me fui directamente a desayunar algo, de ahí a la ducha y luego ya me puse a hacer cosas en casa para luego ponerme a escribir.

Al acabar, cogí y me metí en el ordenador para escribir la historia que tenía a medias y que ya tenía ganas de acabarla.

“Al entrar Javier por la puerta, María se giró para verle y le sonrío.

Éste se sentó con ella en el sofá y empezaron a hablar de cómo había ido todo.

Gabriela empezó a escalar por las piernas de su papi hasta llegar hasta ellos y así juntarse a jugar; cuando Javier se vio con ese panorama dijo.

Javier: ¡hala! Ya tengo a mis dos mujeres encima de mí, esa es la mejor alegría de llegar a mi casa.”

Las cosas iban cada vez mejor, Charlie salía con sus amigos y yo a veces me iba con ellos; aunque salía también con los míos.

Charlie y yo íbamos siempre juntos; aunque a veces él se quedaba hasta más tarde y yo me iba para casa porque estaba cansada.

Mis amigos estaban contentos con la relación porque poco a poco se iban fiando de que esta vez iba a ser de verdad.

“Paula se fía de mí, la verdad es que ahora tengo que hacer las cosas bien, porque no la quiero perder; estuve a punto de hacerlo y casi me da algo.

Es verdad cuando me dijo que había pasado un infierno; con esto de la pandemia casi no nos podíamos tocar, los abrazos, besos y mucho más era indispensable, aunque cómo vivíamos juntos lo hacíamos en casa.

Me gustaba escribir esta historia, porque era como mi diario personal y eso que parece de adolescentes, pero es más fácil escribir que hablar todo a la cara verdad, parece que es lo único que nos atrevemos a hacer.

Algún día voy a comprar un pasaporte y me la voy a llevar por el mundo como Willy Fock es lo que ella siempre ha soñado; pero no se lo digáis será nuestro secreto”.

Seguía escribiendo como si no hubiera un mañana, así que yo me decidí a seguir con la mía para ponerle un buen final o algo trágico, pero por lo menos cerrarla como se merecía.

Los días de junio pasaban muy lentos; parecía que no llegaría el día del santo de Charlie, yo tenía ganas porque no sabía la reacción de cuándo llegará a casa y viera el regalo.

Yo seguía con mi historia y escribiendo varios proyectos a la vez; no quería que lo viera porque no tenía claro cómo iba a acabar y cómo quería escribirla.

Estaban siendo días lluviosos y de esos que te apetece más dormir y hacer otras cosas que salir; aunque llegaba pocos días saliendo cuando lo hacía me desahogaba.

 

También es verdad que, con estos cambios de tiempo, tampoco es que me encontrará yo muy bien; a ver si estaba cayendo enferma y no me estaba dando cuenta.

Nuestro perro que se daba cuenta de todo, siempre que se acercaba a mí se subía al sofá a lamerme la cara.

Algunas veces no tenía ganas de escribir, pero tenía qué hacerlo era la única manera de desahogarme.

Lo mejor que se me daba estos días era jugar al ordenador y se me daba muy bien porque me desahogaba.

Llevaba hasta días sin leer, algo me estaba pasando y no era normal que yo estuviera tan apagada; será que tenía algo y que no podía decirlo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 12

Días lluviosos, paraguas de colores

 

Esta primavera seguía con el tiempo revuelto; tanto era así que ayer calló un agua que estando con los amigos nos chipió a todos; hasta que salió el del bar a poner sombrillas.

Cómo caía tanta agua, la sombrilla tampoco es que hiciera mucha labor; pero bueno algo hizo, estuvimos un rato hasta que nos fuimos a cenar a casa.

Al llegar a casa, Charlie estaba en el sofá echado viendo una película de Antena 3, al llegar yo vi que era Piratas del Caribe 

“La maldición de la Perla Negra”, aunque los monstruos eran horribles la película nos gustaba a los dos.

Así que me desvestí y me fui a echar con él en el sofá, en cuanto vio mis pies para que me los tocará suspiró.

Estuvimos viendo la película hasta que acabó, que se levantó de un brinco y dijo que hoy preparaba él la cena.

Cómo era sábado decidió hacer pizza, así que cogió de la despensa todos los ingredientes que tenía preparados y el orégano para hacer una para los dos con todas las cosas que nos gustaban.

Cuando ya me había cambiado; fui a la cocina a ayudarlo y ahí entre los dos hicimos la pizza.

Al acabar, la pusimos en el horno y mientras se calentaba; cómo no sabíamos qué hacer nos dedicamos a contarnos cosas que nos estaban pasando estos últimos días.

Le conté que casi nos chipiamos mis amigos y yo esta tarde, que él había hecho tarde casera porque no le apetecía salir mucho; así que aparte de la película se había dedicado a escribir.

“Paula como siempre había llegado de la calle chipiada porque, aunque ella sea de las personas que dicen que el agua encoje; había decidido salir con sus amigos a dar una vuelta para airearse.

Al llegar cómo es normal se dedicó a incordiarme; le encanta hacer eso y sabe que a mí no me molesta porque me encanta jugar tanto como a ella o más.

Había llevado varios días muy ocupado, claro no tenía casi tiempo para ella y eso lo notaba; pero luego le hacía caso los días restantes porque cuando ella se sentía sola yo me acercaba y la consolaba cuando estaba triste.

Lo que tenía claro, es que ella sufría mucho de soledad; desde que me había contado que un amigo suyo llamado Julián había fallecido el año pasado.

Así que una de las cosas que tenía qué hacer era animarla; así que me dedique a hacer lo que mejor se me da, hacerla reír.”

Me gustaba esa parte; sabía que era un poco catastrófica que mi chica estuviera mal y eso me inspirara a mí, pero era lo que había.

Mientras que él escribía yo me dedicaba a intentar poner algo con sentido y me desvivía porque me saliera bien; ya tenía ganas de escribir ese final, porque las cosas que escribía empezaban a no tener sentido.

Tenía claro una cosa, el trágico final tenía que llegar lo antes posible para poder desconectar un tiempo del mundo en el que vivía.

Entonces estuve pensando cómo hacerlo; era complicado nunca había escrito un final tan triste, pero a la vez tenía ganas porque ya estaba harta de encontrar excusas y no ponerlo.

Ya casi no sabía que escribir, no tenía sentido todo lo que las teclas me hacían poner; así que decidí hacerlo contra antes mejor.

“Las cosas entre Javier y María iban muy bien, Gabriela seguía creciendo y aprendiendo un montón de cosas, eso era algo que les entusiasmaba.

Hasta que de repente un día María tuvo que ir al hospital, se encontraba muy mal y muy enferma, no sabía lo que tenía y Javier dejó a la niña con su madre y se fue con su mujer.

Laura y David al enterarse dejaron a Coco en la guardería y se fueron al hospital.

Al llegar allí, María estaba en la camilla entubada de arriba abajo; Javier estaba triste y quería saber lo que le pasaba, aquella noche había dormido muy mal y no sabía el motivo.

Cuando salió la enfermera de la habitación se plantó delante de ellos para decirles la noticia.

Enfermera: Chicos tengo que daros una mala noticia

Javier: No se ande con rodeos es mi mujer y quiero saber qué pasa.

Enfermera: María sufre desde hace tiempo cáncer de páncreas y es terminal; lo único que os queda es que los días restantes no haga muchos esfuerzos y procuréis que sea feliz.

Javier estaba alicaído, no sabía cómo decirle a su hija de ocho años que mamá no iba a volver más; aún así tenía que explicárselo para que pudiera vivir con ello.

Sus amigos intentaron ayudarle por todos los medios y aún así sabiendo que María iba a la quimio todos los días sabían que no tenía mucha salida.

Tenía que acabar con esto; un buen día fue al hospital con Javier y su niña para que Gabriela pudiera despedirse de su madre, eso hizo.

La niña lloraba, así que cuando ya se la llevaron para hacer todo lo del entierro; vinieron sus amigos Laura y David para ayudarle con la niña y que él pudiera arreglar los papeles.

Fue un día duro, pero lo que sí tenía claro es que había sido una gran mujer que había vivido todo lo que quiso y disfrutado hasta el final.”

Así había terminado yo mi relato para mandárselo al editor antes de la fecha concurrida.

Cuando lo leyó se quedó petrificado; sabía que me iba a costar poner ese final, aunque era el adecuado para ese momento; tenía que sentirlo de verdad y le pareció increíble.

Me dijo que mi historia saldría a la venta después del verano cómo la de Charlie; ambas iban a tener un buen tirón y había que hacerlo lo mejor posible.

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 13

Mi caballero andante

 

Después de mucho tiempo por fin podía decir que había terminado mi historia; así que al enviársela al editor descanse como si no hubiera un mañana.

Llevaba varios días un poco cansada; tanto que me estaba empezando a preocupar.

Charlie se estaba dando cuenta de que algo no iba bien en mi interior, estaba como apagada y eso le asustaba; aparte de que estaba fría esos días porque con los cambios de tiempo me volvía loca.

Había decidido tomarme mis propias vacaciones de pensar; pasaba de darle vueltas a escribir ninguna otra historia porque mi cabeza ya no estaba dando más de sí.

Sólo me quedaba esperar; así que decidí dedicarme a hacer lo que mejor se me daba que era hacer puzzles y leer.

De vez en cuando salía a dar una vuelta para despejarme porque sino siempre en casa me podía volver loca entre las cuatro paredes.

Charlie salía conmigo y con el perro a pasear; hasta nos íbamos a la cafetería donde nos conocimos.

Yo me estaba dando cuenta de que él estaba más cercano a mí que de costumbre; es que luego más tarde me entere que había leído mi final y no era algo que le gustará mucho.

Sabía que llevaba varios días que me sentía mal, tenía miedo de que ese final fuera real y que realmente yo estuviera enferma.

Si fuera así tendría que encajarlo y él no era lo que se dice una persona que según qué cosas las encajara bien.

Así que un día le dije que tenía que ir al médico que no me encontraba bien y eso le asustó, me dijo que me acompañaba por si acaso.

Yo estaba algo alucinada, porque realmente igual era un simple catarro, pero lo veía bastante nervioso.

Más tarde quise preguntarle que le pasaba, pero se dedicó a cambiarme de tema y no contestar a mi pregunta; será que igual había leído el final y pensaba que iba a suceder de verdad.

Yo cada día tenía más claro que aquí pasaba algo, estaba muy callado e incluso me sonreía tirante como si esperara a que yo le contará porque había escrito ese final.

Los días pasaron tranquilos, yo seguía haciendo mis cosas y de vez en cuando me ponía en el ordenador a escribir una especie de diario de notas por si me apetecía escribir otra historia.

Charlie estaba un poco inquieto, así que decidió decirme que quería quedar con los chicos a ver si así se desahogaba.

Fue con ellos un día y habló con ellos respecto a lo que le preocupaba.

Chicos: Charlie no exageres es solo una historia, no creo que Paula este enferma y menos que se vaya a morir

Charlie: Yo sólo os digo que nunca había escrito un final así y que me tiene preocupado.

Gabriel: A ver que te tenga preocupado es normal; pero piensa que igual ya se ha cansado de escribir finales felices porque siempre son mentira y un final como ese es la cruda realidad

Dani: Charlie, Gabi tiene razón al final todos vamos a acabar muertos y aunque te suene muy bruto si escribe de ello es porque igual tiene que concienciarse de un final así porque es su manera de expresarse.

Diego: Los chicos tienen razón Charlie, no le des más importancia que la que tiene, es solo una novela sólo que sin final feliz.

Charlie: Vale, vale, pero aún así sigo diciendo que a Paula le pasa algo que no me quiere contar, está apagada estos días y no sé el motivo

Chicos: Eso es otra cosa, igual está preocupada por algo o a ver acabáis de volver hace nada tiene que asegurarse de que no te vas a ir de nuevo

Charlie: Y no me voy a ir, tampoco voy a desaparecer como ella piensa pero aún así no sé qué hacer.

Chicos: Venga anímate y no te agobies que se nos enfría la cerveza vamos a brindar

Así fue cómo se pusieron a brindar por la vida y por los buenos momentos pasados junto a sus chicas que tanto les querían.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 14

Contigo porque te quiero

 

Charlie quería hacerles caso a sus amigos, sabía que tenía que hacerle feliz pero entonces decidió que al llegar a casa hablar con ella.

Cuando llegó a casa, yo estaba con Rocky en el sofá que se había dormido en mi regazo y estábamos los dos echados muy tranquilos hasta que sonó la puerta.

Rocky empezó a ladrar como un descosido y es que a Charlie lo adoraba, aunque poco a poco se hacía viejo entonces no corría tanto como antes.

Aparte yo llevaba varios días que tampoco tenía mucha fuerza y llevaba unos días mal y eso Charlie lo notaba.

Estos días el acabar el final de la historia tan trágico me hacía pensar en las cosas importantes de la vida.

Mientras tanto escuchaba la canción de “aunque tú no lo sepas” que, aunque fuera algo triste a mí me gustaba.

Las cosas iban bien, lo único que yo ya no tenía ganas de nada y es que tenía que ir al hospital porque realmente me estaba dando cuenta de que me pasaba algo.

Cuando llegó Charlie a casa, de repente se asustó porque al entrar me vio tirada en el suelo y llamo a la ambulancia.

Al principio pensó que era una pesadilla y que pronto iba a despertar y eso no había ocurrido, pero para su desgracia no era así.

Llamo y en cuanto vino la ambulancia, me cogieron y me subieron en una camilla y para el hospital.

Él cogió y se montó conmigo en la ambulancia y nervioso se tocaba la cara y empezó a sudar como si no hubiera un mañana.

Al llegar al hospital, llamo a nuestros amigos y fueron todos para allá.

Empezaba a estar nervioso, así que cuando salió la enfermera de la habitación Charlie fue directo a ella

Enfermera: Me temo que tengo malas noticias

Charlie: Por favor lo que tenga que decirme, dígamelo ahora porque estoy que no puedo más.

Enfermera: Creemos que Paula no pasa de esta noche, tiene los órganos vitales muy débiles y le hemos diagnosticado cáncer de páncreas. Lo siento

Amigos: No puede ser verdad, si estaba bien estos días sólo tenía algunos ataques de ansiedad, pero estaba contenta.

Enfermera: Lo siento.

Entre todos estuvieron con Charlie hasta el final, poco a poco pensaban que me iba a recuperar, pero no había cura; así que él se quedó conmigo los últimos días en el hospital.

Así que los días restantes una de las cosas que hacía era leerme sus historias y contarme anécdotas que sabía que a mí me gustaban.

Entonces cogía sus historias y se ponía a leérmelas, hacía chistes con ellas e incluso me sacaba la mejor de mis sonrisas y cuando se iba porque tenía que trabajar siempre me decía “TE QUIERO”.

Estuvo muchos días viniendo e incluso ayudaba a los médicos para que yo estuviera a gusto.

Me regalaba cajas de bombones, me traía flores e incluso a veces me cantaba o venía disfrazado para hacerme reír.

Hasta que llegó el día, al final una noche de agosto la máquina aviso pitando muy seguido; Charlie se despertó porque esos días dormía en el hospital conmigo y le dijeron que saliera de la habitación.

Cuando salió de la habitación, yo ya me había quedado sin respiración y había fallecido.

Al acabar conmigo, fueron a Charlie a darle la noticia y éste no paraba de llorar e incluso le dejaron que se despidiera de mí dándome el último beso.

Avisaron a todos los amigos y familiares de lo ocurrido; vinieron todos al velatorio.

Al llegar a la iglesia y terminar todo, cada uno se fue a su casa y Charlie al llegar a la nuestra se sintió solo y vacío.

Empezó a rebuscar por los cajones y encontró una carta para él, que llevaba escrita hace unos meses donde ponía todo lo que tenía qué hacer cuando yo falleciera.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 15

Un trágico final

 

Al final después de todo Charlie tenía razón, el trágico final de la historia era el mío.

Llevaba enferma unos cuantos meses, pero se lo había ocultado para que no sufriera, eso fue algo que le molestó, pero era lo mejor en ese momento para los dos.

Entonces cogió y abrió un cajón y vio un sobre marrón con su nombre y lo abrió.

Ahí encontró una carta de despedida donde ponía todo lo que yo sentía por él y dándole las gracias por todo lo que me había aguantado y amado durante todo este tiempo.

¡Hola Charlie!

      ¿Qué tal estás? Cuando leas esta carta yo ya habré fallecido y sólo tendrás unas palabras bonitas, pero a la vez tú las sentirás vacías.

      Quiero que sepas que siempre te he amado; eres la persona más maravillosa que he conocido, me he sentido querida y deseada contigo durante todo este tiempo.

       Gracias por cuidarme mi enano, eres una persona increíble, aunque a veces tienes un carácter difícil mereces la pena conocer.

        Me gustaría poder decirte todo lo que me hacías sentir con tal solo tocarme y aquí viene enano.

        Siempre voy a ser tu pequeña y creo que tú eres mi enano para siempre eso nadie te lo va a quitar; vive la vida al máximo cómo lo hice yo.

    Siento no poderte haberte dicho que estaba tan mal, pero no quería disgustarte porque te quiero.

     Por eso siempre he querido estar contigo, porque yo te quiero y me gustas mucho; eres la persona que yo ansiaba conocer de verdad y vales mucho no lo olvides nunca.

            Siempre seré tuya

                           Besos

                                         Paula.

 

Charlie no sabía qué hacer, al principio tiró la carta al suelo y se echó en el sofá a llorar como si no hubiera un mañana; Rocky estaba más viejo, pero estaba a su lado, su pequeña se había ido para siempre y sabía que no lo podía superar; le iba a costar lo suyo.

Poco a poco el tiempo fue pasando, Charlie no pudo volver a tener una relación porque no encontró nunca a nadie como ella; se iba haciendo mayor por momentos hasta que a él también le tocó su final.

Pasado el tiempo, murió Rocky y eso le trastorno porque primero se llevaba al amor de su vida y luego a su mejor amigo; pensaba que no tenía ninguna razón para seguir en este mundo.

Cómo bien paso en Romeo y Julieta, Charlie se deprimió tanto que al final cayó enfermo.

Sus amigos no le pudieron ayudar, poco a poco se fue apagando y acabó donde él siempre quiso estar con el amor de su vida.

“Te amo Pequeña, ahora sí que podemos estar juntos de nuevo; siempre seré tuyo”.

Eso fue lo último que pusieron en su tumba, donde se encontró con el amor de su vida.

FIN